Desde que nacemos, nuestra vida siempre ha
sido de enfrentarnos a retos, unos fáciles, y otros difíciles. Unos luchan y
otros dejan de luchar. Además, de buscar desafíos, también tenemos sueños.
Desde niños, siempre se nos pregunta 

¿Qué
quieres ser de grande?

Y la respuesta mas oída es: bombero,
policía, medico, ingeniero, abogado, arquitecto, entre otras profesiones.

Mientras el tiempo avanza. Mientras nos
lleva sobre los caminos de la vida… uno elige que camino tomar.

¿Pero cuál es el mejor camino para mí?

Mientras decido que ser de grande. Mi vida
pasa con varias fases y etapas. Unas las disfrute y otras odie. Pero la vida
misma nos enseña a seguir adelante. 

Y luego de varias fases y etapas. Llegue a
la universidad. Y decidí estudiar la carrera mas importante. Decidí estudiar
medicina.

Desde esa decisión, mi vida cambió. Mi vida
dio un giro rotundo hacia algo nuevo y desconocido a la vez. Era algo
fantástico. Desde niño quería ser médico. Desde niño quería ayudar a las
personas. 
Quería adentrarme para saber como funciona el cuerpo humano. Así que
tome la mejor decisión de mi vida. Y hasta el momento, no me arrepiento.  Porque ahora, termino una nueva etapa de mi
pasión, de mi futuro. Y sé que seré el mejor médico que haya egresado de este
ínclito hospital.

Es fácil decirlo. Pero no es fácil hacerlo,
pero tampoco imposible realizarlo.

Cuando inicié la carrera decide tomar un
nuevo camino, una nueva ruta para mi destino.
Cuando coloqué el primer paso, me di cuenta
que todo iba a salir bien. Que todo era como lo imaginaba. Era exigente en la
lectura. Estaba feliz, porque no veía las matemáticas, que tanto me costaba y
odiaba cuando estaba en el colegio. Pero a la larga, lo sigo viendo al momento.
Pero tengo que entender que es mi mejor amiga, porque tendré que lidiar con
ella, cuando haga mi tesis.

¡Benditos números que se cruzan en mi
camino, y atrasan mi destino!

Pasado cierto tiempo, deje los números, por
un lado, estaba feliz y contenta, porque los números no son mi fuerte. Hasta
realizar la sencilla operación de dos por dos, tengo que usar la calculadora.
El tiempo transcurre rápido. Y llega la
fecha tan esperada: el día de mi graduación. Fue un día memorable, pero no tan
memorable, como hoy.

Una vez graduado. Tenia varias opciones
para seguir un posgrado. ¿Pero cuál elegir? ¿Para que soy bueno? ¿Qué hospital
será el mejor? ¿Estaré lista para iniciar este nuevo camino? Y un sinfín de
preguntas que rondaron por mi mente.

Llegado a este punto. Tome la decisión más
importante de mi vida. Y decidí estudiar medicina interna, porque sé que es la
mejor opción para mí.

El camino era nuevo para mí. Ya había
recorrido un camino similar, pero se que este camino, será difícil, porque
tendrá varios retos, los cuales tendré que superar. Pero esto no me aterra. De
hecho, será un reto para mí. Porque se, que soy apta para esta carrera, el cual
requerirá de mucho esfuerzo y sacrificio. Pero si otros lo han logrado, yo
también lo podré hacer.

Y llego la fecha esperada. El día que
inicia este nuevo reto. Donde demostraré, que tengo la capacidad de hacer todo
lo que me proponga.

Al iniciar, vislumbro mi camino, amplio,
largo, frondoso, lleno de personas que me ayudaran a llegar mi meta. También
veo a otras personas, dispuesta a luchar junto a mí, para ser grandes
profesionales. Veo mucha gente, que también quiere superarse, que quiere ser alguien
en la vida. Que quiere ser la mejor versión de si mismo. Por tanto, decidimos
ir tomados de la mano. Para luchar juntos en este camino largo, donde
encontraremos varios retos, varios obstáculos. Pero estos retos y obstáculos,
nos ayudaran a formarnos y ser mejores día a día.

Una vez en el camino, no hay vuelta atrás.
El camino era ancho y frondoso. Pero mientras más recorro, veo que esto va
cambiando. Inician a presentarse piedras, charcos, espinas, ascensos, lodo y
otros obstáculos. Pero no me doy por vencido. Esto para mí, es solo la prueba
de que todo lo puedo superar.

Mientras mas me adentro, mas conozco.
Mientras más avanzo, más difícil se va tornando el camino. 

El camino poco a
poco se va tornando estrecho. Los arboles frondosos ahora ya no están. El
panorama cambio. La vista es diferente. Mi ruta se torno estrecha. Ahora me
encuentro en el pantano. Con aves raras que nunca había visto, quienes merodean
a mi alrededor.

No reconozco la hora. Solo sé que mi faena
inicia antes de salir el sol, y termina cuando el sol se oculta. Extraño ver
los rayos del sol. Extraño ver el alba y el ocaso. Pero mi caso no es ese.

Mi única acompañante es la luna. Ella
siempre va conmigo. Me acompaña cuando salgo de mi casa, me sigue y me cuida
durante mi camino hasta llegar a mi destino. Es la única que está conmigo
durante mis noches de turno, caminando en la emergencia, y recorriendo los
pasillos del nosocomio. La luna alumbra mis noches de oscuridad, alumbra mi
camino cuando todo se oscurece. La luna es mi acompañante cuando voy a
servicios a ver los pacientes que se complican. La luna me inspira paz y
tranquilidad. Pero existe momentos que me abandona. Y cuando no tengo su luz
sobre mi pecho, es cuando el sufrimiento aumenta. Y en esos momentos es cuando
aprecio y extraño mas su cariño. ¡Luna no me abandones, no seas cruel conmigo!
¡Ven y toma mi mano, e ilumina mi camino tortuoso, porque esta difícil
recorrerlo sin ti!

Cuando no la tengo mis días grises, se
tornan negro. Lúgubres. La desesperación me gana por no verla. Los pensamientos
negativos se apoderan de mi mente. El cansancio llega con las manos llenas de
dolor y las acomoda sobre mi espalda, haciendo que sufra aun más.

Mi cuerpo no aguanta tanto dolor. No
aguanta tanto llanto.  No soporta tanto
sufrimiento. No tiene con quien ir. Por tanto… decide refugiarse en una esquina
y llorar amargamente. Hasta que mis ojos se vuelven rojos, hinchados y secos de
tanta lagrima derramada.

La desesperación me cubre con su manto. El
miedo me tiende la mano. Y me hundo más y más… quedando arrinconada. Mis
lagrimas son tantas, haciendo que formen un riachuelo.

Pero… oigo una voz. Una voz dulce. Una voz
angelical. Con buen timbre. Diciéndome a lo lejos: ¡Vamos levántate, Tú puedes!
Pero la depresión me tiene tan arrinconada, que me es difícil ir hacia la voz.
Pero la voz insiste… me dice: Ven, levántate, toma mi mano y sígueme. Y no sé
de dónde saqué fuerzas, pero hice el esfuerzo para levantarme de la depresión,
pero lo hice tan lentamente. Que al final, logre levantarme de allí. Y cuando
lo hice, mis fuerzas nuevamente se recuperaron. Y volví a vivir nuevamente. Y
continuo mi recorrido, por el camino tomado.

Pasado cierto tiempo, el camino es menos
tortuoso. Ya no presenta tantas curvas, como estaba al principio. Pero siguen
apareciendo piedras, obstáculos, maleza, haciendo que el camino se vuelva
difícil de recorrer nuevamente, pero esta vez, aprendí de lo vivido. Y ya no me
afecto como antes.

Y el camino así continuo…

Pero esos sueños rotos. Esas malas miradas.
Esos malos entendidos. Esos días donde salía tarde del hospital. Esos días
cuando por mucho tiempo no vi el sol. Aquellos días donde todo era regaño.
Aquellos días, donde me dejan reflexionando por algo que hice mal. Por algo que
no coordine. Por algo que no me percate. Los libros, las canciones y los
pianos, el cine, las traiciones, los enigmas, la cerveza, las recetas, los
ingresos, lo enterados de caso, las evoluciones, los oleos, el amor, el hambre,
el frio, el dinero y mas cosas. Hicieron de esta persona entreverado.

El tiempo paso. Y paso muy rápido. Tan
rápido que no me percate de todo lo vivido.
Ahora que lo medito… ¿Por qué sufrí tanto?
¿Por qué cargar con tanto dolor? ¿Acaso el dolor me acompañara para toda la
vida? Pero esperen…

No todo en esta vida es lúgubre. Luego de
varios pantanos. Varios obstáculos superados. Y demás retos. Logro observar que
mi camino esta amplio y frondoso como estaba al principio. Observo que ahora ya
hay flores de diferentes colores. Ahora el sol me vuelve acompañar, luego de
tanto tiempo sin saber de él. La luna… que estuvo conmigo en mis días negros.
Ahora me sonríe, y me manda saludos siempre en su cuarto ménguate.

Continuando por mi camino, encuentro un
riachuelo cristalino, tan claro, que esta se transforma en un espejo.
Rápidamente me dirijo hacia él espejo del cielo. Asomo la vista, y veo mi
reflejo. Y veo todo tan hermoso. Pero a la vez, veo a una persona diferente,
una persona que ahora esta preparada para el mundo de afuera. El mundo que nos
tiene más vicisitudes. Pero estoy lista para luchar contra todo lo que se me
ponga en frente.  

Esperen… veo otros rostros, otros reflejos.
Y veo que también hubo gente que pudo tolerar todo este trayecto. Para
formarnos y tenernos preparado para el mundo.

Ahora que veo todo esto claro y color de
rosas. Llega el momento mas difícil. Llega el momento donde todo termina. Llega
el momento de entregar la estafeta a alguien más. Llega el momento, de
descansar un rato, y buscar nuevos caminos. Llega el momento, donde todo lo
vivido y sufrido ahora es recuerdo. Llega el momento donde mis días negros y
pesados, ahora serán una anécdota. Donde mis días tristes, ahora serán mi fuerza
para seguir adelante.

Los lugares donde estuve rotando. Los
lugares donde turne. Los lugares donde pude descansar un rato. Los lugares
donde lloré amargamente y dije en algún momento ¿Por qué estas sufriendo? ¿Por
qué estas derramando lagrimas amargamente? ¿Por qué estas aguantando hambre y
sueño? ¿Por qué estás perdiendo tu juventud en este lugar?

Todas esas preguntas, rondaron por mi
cabeza mucho tiempo. Pero también el tiempo, las respondió, sin que yo buscase
respuesta.



Ahora que me encuentro sobre la piedra de
la confianza. La piedra del conocimiento. Teniendo una mejor visión y mejor
versión de mí. Entiendo que para ser diamante, hay que ser trabajado y pulido.
Mi tiempo ha llegado. Mis horas están
contadas para retirarme de este sendero. Mis días son cortos. Mi estancia es
breve. Agradezco a esas personas que estuvieron conmigo todo el tiempo.
Agradezco a todas las personas que hicieron hacerme sonreír en mis días negros.
Agradezco a mis maestros que siempre estuvieron inyectando el conocimiento, el
saber y el entender.

Ahora que me encuentro al final de mi
camino. Parada sobre esta roca. Veo también a personas que lucharon a mi par. Y
les agradezco porque fueron mi otra familia. Mis otros hermanos. Mis otros
padres.

Y únicamente puedo decirles, Gracias a
Todos. 

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