Despierto de forma brusca e
inesperada. Despierto sudoroso, agitado, con el corazón que está latiendo rápido.
Agitado y aturdido. Busco el reloj de forma desesperada, y veo que es de
madrugada, son las dos de la mañana, tres de la mañana. Y me pregunto ¿Qué me está
pasando? ¿Por qué despierto a esta hora? Y demás preguntas que rondan por mi
mente.


Llevo una semana de insomnio. ¡No
tengo la explicación para esto!

Días previos a terminar el mes pasado
estaba feliz y triste a la vez. Feliz porque iba a terminar otro año de residencia,
meses donde la mitad fueron alegría, y la mitad, tristeza, llanto inconsolable,
melancolía, desesperación, angustia. Pero luego me di cuenta, que el tiempo lo
cura, pero la verdad… no es así.

Llevo una semana, donde doy
vueltas y vueltas en la cama, buscando posiciones para dormir, utilizando la
almohada, y en otras, cambiando de lugar en la cama. Mi mente… no me deja en
paz. Gira en torno a ti. Gira, gira y gira, una y otra vez, pensando en ti. Qué
difícil es terminar el año, y tú no estás a mi lado. Veo pasar mucha gente,
muchas parejas tomadas de la mano, y me siento triste, porque tenía alguien con
quien hacia eso… pero ahora, solo es un recuerdo.
Desde hace muchos meses, han
pasado muchas cosas, en su mayoría, cosas malas. Tratando de inferir, que hice
mal. Pero recuerdo. Que tú me lo dijiste muchas veces, un sinfín de veces, las
cuales nunca hice caso. Me dijiste de una y otra forma, tratando de que entienda,
tratando de que no lo vuelva hacer. ¡Pero no! Esta persona, terca, necia y
obstinada, nunca hizo caso. Siempre hizo lo que a él le gustase, y estos son
los efectos del no querer cambiar.


Pero el tiempo paso… nos
alejamos. Al ver la situación, encontraste alguien mejor que yo. Alguien que
cambie sin que tú se lo pidas, alguien que tiene mejor actitud que la mía.
Siempre fui lerdo para hacer esos cambios. Pero al final. Tu escenario, fue la
misma canción, el mismo teatro, en el que tantas veces actué, y donde perdías
la razón por no tener el cambio deseado.


Al ver eso. Decidiste alejarte de
la persona que nunca viste un cambio en él, siempre lo mismo.


En fin…todo paso, y sucedió…

Ahora, que es mi última noche en
este cuarto, donde compartimos muchas cosas buenas y malas.


Recuerdo la primera vez que
regresaste luego de un mes sin verte, estábamos tan felices los dos, que nos
besamos como si nunca lo habíamos hecho. Al día siguiente, me levanté, me
cambié, y fui al hospital, despidiéndome con un beso en tu frente, y
acurrucándote porque hacia frio. Y yo feliz, porque estabas conmigo. Y hacías
que descansaba, como que nada hubiera pasado.


Pero el tiempo paso… el tiempo,
la distancia, las personas, entre otros factores, influyeron en muchos
aspectos. Haciendo que nos separásemos cada día más. Haciendo que no hablásemos
como lo hacíamos antes. Haciendo que buscaras nuevos horizontes.


Pero eso cambio… al paso del
tiempo, se fue perdiendo, por malos entendidos. Por la falta de comunicación,
por la falta de interés de parte mía. ¿Qué carajos pasó? ¿Qué nos sucedió? ¿Qué
hizo que todo esto se perdiera? Pues… cada quien tiene su versión. Independientemente
de la versión, ambos nos hicimos daño. De una u otra forma.


Ahora… que es el último día que
duermo en esta casa, en este cuarto, donde pasaron muchas cosas, donde hubo
momentos felices, hubo momentos de tristeza, momentos de enojo e ira. Veo cosas
tuyas que están a mi alrededor, las agarro, los acerco a mi nariz para sentir
tu olor, mi mente gira hacia el pasado, hacia el momento donde con el amor que sentía,
obsequie ese regalo. O viceversa, cuando lo recibí. Ambos momentos fueron etéreos,
efímeros. Momentos los cuales ya no se pueden volver a vivir. Ahora, solo queda
en mi recuerdo.


Al recordar todo esto, mis ojos
inician a temblar, mi vista se nubla. Cuando en eso, mis lágrimas caen sobre mi
mejía, porque todo eso ya no está. Y como dice el poeta. Te abrazo a mi pecho,
me duermo contigo, más luego despierto, tú no estás conmigo, solo está mi almohada.


A veces te miro, callada y
ausente, y sufro en silencio como tanta gente. Quisiera gritarte que vuelvas
conmigo, que, si aún sigo vivo, es para amarte. Pero no fue así… todo lo eche a
perder, todo esto fue al borde del precipicio, y al final cayo al abismo.


Esta última noche y este último
mes, será el mes más duro, y difícil de pasar, ya que siempre hacíamos algo
diferente. ¿Recuerdas cuando fuimos al mariposario? ¿Recuerdas cuando salíamos
a caminar? ¿Recuerdas cuando nos trasladamos? Cierto… ahora todo es recuerdo. Y
existen más recuerdos… y esos momentos no se olvidarán de mi mente. Más
aquellos donde hicieron que nos uníamos más.


Estoy triste. Deprimido. Cansado.
Acongojado. Meditabundo. Taciturno.


Hoy… mi última noche en este
cuarto. Y no hay nadie que me pueda consolar. Y la persona que siempre lo
hacía. Ya no está conmigo.


Perdón por escribir cosas
tristes, pero así me siento ahora.


Triste.

Compartir

Leave A Comment