
A pesar de una disminución importante en la incidencia del síndrome de
muerte súbita del lactante (SMSL) desde que la Academia Americana de
Pediatría (AAP) publicó su recomendación en 1992 de que los niños sean
colocados para dormir en una posición no prona, este descenso se ha
estancado en los últimos años. Al mismo tiempo, otras causas inesperadas
de muerte súbita del lactante que se producen durante el sueño (muertes
relacionadas con el sueño), incluyendo sofocación, asfixia, y
atrapamiento, y causas mal definidas o inespecíficas de muerte han
aumentado su incidencia, sobre todo desde que la AAP publicó su última
declaración sobre SMSL en 2005. Se está haciendo cada vez más
importante el hacer frente a estas otras causas de muerte relacionadas
con el sueño en lactantes. Muchos de los factores de riesgo
modificables y no modificables para el SMSL y la sofocación son
sorprendentemente similares.
La AAP, por lo tanto, está ampliando sus recomendaciones para el SMSL,
focalizando en un ambiente de sueño seguro que pueda reducir el riesgo
de todas las muertes infantiles relacionadas con el sueño incluyendo al
SMSL. Las recomendaciones descriptas en este informe incluyen la
colocación en posición supina, el uso de una superficie firme para
dormir, la lactancia materna, compartir la habitación sin considerar
compartir la cama, la inmunización sistemática, la consideración del uso
de chupete, y evitar la ropa de cama blanda, el sobrecalentamiento, y
la exposición al humo del tabaco, al alcohol y las drogas ilícitas. La
justificación de estas recomendaciones se discute en detalle en este
informe técnico. Las recomendaciones son publicadas en el informe
acompañante «-Declaración Política sobre Síndrome de Muerte Súbita del
Lactante y Otras Muertes en Lactantes Relacionadas con el Sueño:
Expansión de las Recomendaciones para un Ambiente de Sueño Seguro para
Lactantes”.
Metodología
los tópicos de este informe técnico, que se concentró en los artículos
publicados desde 2005 (cuando fue publicada la última declaración
política). Además, para proporcionar información adicional sobre los
peligros en el medio ambiente de sueño, se solicitó un libro blanco
desde la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo (CSPC) de los
Estados Unidos. La solidez de la evidencia para las recomendaciones fue
determinada por los miembros del grupo de trabajo. Los borradores de la
declaración política y los reportes técnicos fueron presentados a los
comités pertinentes y a las secciones de la Academia Americana de
Pediatría (AAP) para su revisión y comentarios. Después de realizar las
revisiones apropiadas, se remitió la versión final al Comité Ejecutivo
de la AAP y a la Junta de Directores para su aprobación final.
asignadas a la mortalidad infantil que no puede ser explicada después
de una minuciosa investigación del caso que incluye la evaluación de la
escena, la autopsia y la revisión de la clínica historia. La muerte
súbita inesperada del lactante (MSIL), también conocida como muerte
súbita inesperada en la infancia (MSII), es un término utilizado para
describir cualquier muerte repentina e inesperada, explicada o no
explicada (incluyendo al SMSL), que se produce durante la infancia.
Después de la investigación de casos, la MSIL puede ser atribuida a
sofocación, asfixia, atrapamiento, infección, ingestión, enfermedades
metabólicas, y trauma (accidental o no accidental). La distinción entre
el SMSL y otras MSILs, en particular las que se producen durante un
periodo de sueño observado o no observado (mortalidad infantil
relacionada con el sueño), como la asfixia accidental, es un reto y por
lo general no puede ser determinada solo por la autopsia. También se
requieren la investigación de la escena y la revisión de la historia
clínica. Pocas de las muertes diagnosticadas como SMSL son, después de
investigaciones más especializadas, atribuibles a trastornos metabólicos
o a arritmias asociadas con canalopatías cardiacas.
Aunque se han desarrollado directrices estandarizadas para llevar a cabo
investigaciones exhaustivas de los casos, esas guías no han sido
adoptadas de manera uniforme entre los más de 2000 médicos forenses y
jueces de instrucción en EE.UU. La información a partir de los actuantes
ante la emergencia, de los investigadores de la escena, y de las
entrevistas con los cuidadores puede proporcionar más pruebas para
ayudar a los forenses en la determinación precisa de la causa de muerte.
Sin embargo, los certificadores de muertes representan un grupo diverso
con niveles de habilidades y educación, y con preferencias diagnósticas,
diferentes. Recientemente, se ha centrado mucho la atención sobre las
diferencias entre los informes de los forenses. En un extremo, algunos
certificadores han abandonado al SMSL como explicación de la causa de
muerte. En el otro extremo, algunos certificadores no clasificarán a una
muerte como sofocación ante la ausencia de un marcador patológico de
asfixia en la autopsia (es decir, hallazgos diagnósticos patológicos de
oclusión oronasal o de compresión torácica), incluso con una fuerte
evidencia a partir de la investigación de la escena que sugiera una
probable asfixia accidental.
los Estados Unidos clasifican las enfermedades y lesiones de acuerdo con
los códigos diagnósticos de la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE). Este sistema de clasificación está diseñado para
promover la comparación nacional e internacional en la asignación de las
determinaciones de las causas de muerte; sin embargo, este sistema no
puede proporcionar la precisión óptima en la clasificación deseada por
médicos e investigadores. En los Estados Unidos, el Centro Nacional para
Estadísticas de Salud asigna un código diagnóstico de SMSL (CIE-10 R95)
si la muerte es clasificada con terminología tal como SMSL (incluyendo
SMSL presunto, probable, o consistente), muerte súbita del lactante,
muerte súbita inexplicable en la infancia, muerte súbita inesperada en
la infancia, o muerte súbita inexplicada en el lactante en el
certificado de defunción.
La muerte será codificada como «otras causas de mortalidad mal definidas
e inespecíficas» (CIE-10 R99) si la causa de la muerte se reporta como
desconocida o sin especificar. Una muerte es codificada como «sofocación
accidental y estrangulación en la cama» (SAEC) (CIE-10 W75) cuando se
reportan los términos «asfixia», «asfixiado», «ahogado», «estrangulado»,
«estrangulación», «sofocado», o «sofocación», junto con los términos
«cama» o «cuna.» Este código también incluye las muertes que ocurren
mientras se está durmiendo en sofás y sillones.
A pesar de que el SMSL se definió un poco ligeramente a mediados de
1980, hubo cambios mínimos en la incidencia del SMSL en los Estados
Unidos hasta principios de la década de 1990. En 1992, en respuesta a
los informes epidemiológicos provenientes de Europa y Australia, la AAP
recomendó que los lactantes sean colocados para dormir en una posición
no prona como una estrategia para reducir el riesgo de SMSL.
La campaña «Volver a Dormir» se inició en 1994 bajo la dirección del
Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano como un
esfuerzo conjunto de la Oficina de Salud Materno Infantil de la
Administración de Recursos y Servicios en Salud, la AAP, la Alianza SMSL
(actualmente Primera Vela), y la Asociación de SMSL y los Programas de
Mortalidad Infantil. El Instituto Nacional de Salud Infantil y
Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver comenzó a conducir encuestas
nacionales sobre las prácticas de cuidado infantil para evaluar la
aplicación de la recomendación de la AAP. Entre 1992 y 2001, la tasa de
SMSL disminuyó, y los descensos más dramáticos ocurrieron en los años
inmediatamente posteriores a las primeras recomendaciones de posición no
prona, consistentes con el aumento constante de la prevalencia de sueño
en posición supina.
La tasa de SMSL en EE.UU. disminuyó de 120 muertes por cada 100.000
nacidos vivos en 1992 a 56 muertes por cada 100.000 nacidos vivos en
2001, lo que representa una disminución del 53% en más de 10 años. Sin
embargo, entre 2001 y 2006 (el último año a partir del cual los datos
están disponibles), la tasa se ha mantenido constante. En 2006, 2.327
niños murieron a causa del SMSL. Aunque las tasas de SMSL han disminuido
en más del 50% desde la década de 1990, el SMSL sigue siendo la tercera
causa de mortalidad infantil y la principal causa de mortalidad
postneonatal (28 días a 1 año de edad).
La tasa de muerte postneonatal por cualquier causa ha seguido una
tendencia similar a la tasa del SMSL: se produjo un descenso del 29%
desde 1992 hasta el 2001 (de 314 a 231 por 100.000 nacidos vivos). Desde
el 2001 hasta el 2006, las tasas de mortalidad postneonatal también se
han mantenido relativamente sin cambios (de 231 a 224 por cada 100.000
nacidos vivos); el descenso medio es del 3%.
Varios estudios recientes han revelado que algunas muertes previamente
clasificadas como SMSL están siendo ahora clasificadas como otras causas
de muerte infantil (por ejemplo, sofocación accidental y otras causas
mal definidas o no especificadas). A partir de 1999, gran parte de la
disminución en las tasas de SMSL puede se explicada por las crecientes
tasas de estas otras causas de MSIL, en particular durante los años 1999
-2001. Un cambio notable se observa en las muertes atribuibles a SAEC.
Entre 1984 y 2004, las tasas de mortalidad infantil por SAEC se han más
que cuadruplicado, de 2,8 a 12,5 muertes por 100.000 nacidos vivos, lo
que representa 513 muertes infantiles atribuidas a SAEC en 2004 en
comparación con 103 en 1984.
produce en coincidencia con una desaceleración en la reducción de la
prevalencia de la posición en decúbito prono. La prevalencia de la
posición supina durante el sueño, según la evaluación en curso de una
muestra a nivel nacional, aumentó del 13% en 1992 al 72% en 2001. A
partir del 2001 hasta el año 2010, la prevalencia de la posición supina
para el posicionamiento durante el sueño se ha estancando bastante
(prevalencia en el año 2010: 75%).
Las declaraciones políticas de la APP de 1998 y 2005 y la campaña Volver
a Dormir no sólo abordaron la importancia de dormir boca arriba, sino
que también proporcionaron recomendaciones para otras prácticas de
cuidado del niño que pueden reducir el riesgo de SMSL y otras muertes
infantiles relacionadas con el sueño. Desafortunadamente, la capacidad
para medir la prevalencia de estos otros factores de riesgo está
limitada por la falta de datos. Los certificados de defunción son
útiles para el monitoreo de las tendencias de la mortalidad por SMSL,
pero las circunstancias y acontecimientos que conducen a la muerte no se
reflejan en los datos de las estadísticas vitales.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades recientemente
comenzaron a poner a prueba un registro de casos de SMIL que
proporcionará información de vigilancia suplementaria sobre el medio
ambiente de sueño al momento de la muerte, la historia de salud
infantil, y la amplitud de la investigación de la escena de la muerte y
de la autopsia. Estos factores describirán mejor las circunstancias que
rodean al SMSL y a las otras muertes infantiles relacionadas con el
sueño y ayudarán a los investigadores a determinar las similitudes y
diferencias entre estas muertes.
mortalidad infantil, presentan notables disparidades raciales y étnicas.
A pesar de la disminución del SMSL en todas los razas y etnias, la tasa
de muerte súbita en niños negros no hispanos (99 por 100.000 nacidos
vivos) y en niños indios americanos / nativos de Alaska (112 por 100.000
nacidos vivos) fue del doble que en lactantes blancos no hispanos (55
por 100.000 nacidos vivos) en el 2005. Las tasas de SMSL para los niños
asiáticos / isleños del Pacífico e hispanos fueron casi de la mitad de
la tasa de los niños blancos no hispanos.
Por otra parte, disparidades raciales y étnicas similares han sido
observadas en las muertes atribuibles a SAEC y en las muertes mal
definidas o sin especificar. Las diferencias en la prevalencia de la
posición supina y de otras condiciones ambientales durante el sueño
entre los grupos raciales y étnicos pueden contribuir a estas
disparidades. La prevalencia de la posición en decúbito supino en 2010
entre los niños blancos fue del 75%, en comparación con el 53% entre los
lactantes de raza negra. La prevalencia de la posición supina durante
el sueño entre lactantes hispanos y asiáticos fue del 73% y 80%,
respectivamente. El compartir la cama entre padres e hijo y el uso de
ropa de cama blanda son también más frecuentes entre las familias de
raza negra que entre otros grupos raciales / étnicos. Es necesario el
trabajo adicional para promover la adecuada posición del lactante al
dormir y las condiciones del medio ambiente de sueño para reanudar la
tasa anterior de descenso (observada durante la década de 1990) para el
SMSL y todas las otras causas de mortalidad postneonatal.
la edad de 6 meses. La tasa de SMSL presenta un pico entre el mes y los 4
meses de edad. Aunque el SMSL fue considerado alguna vez como un evento
raro durante el primer mes de vida, en 2004 – 2006 casi el 10% de los
casos codificados como SMSL ocurrieron durante el primer mes. El SMSL es
poco frecuente después de los 8 meses de edad. Se observa una edad de
distribución similar para la SAEC.
Históricamente, los casos de muerte por SMSL se han observado con mayor
frecuencia en los meses más fríos, y el menor número de muertes por el
SMSL se produjo en los meses más cálidos. En 1992, las tasas de SMSL
tuvieron una variación estacional promedio del 16,3%, en comparación con
sólo el 7,6% en 1999, lo cual es consistente con los informes de otros
países.
convergencia de factores desencadenantes exógenos o «factores de estrés»
(por ejemplo, posición prona para dormir, exceso de abrigo, obstrucción
de las vías respiratorias), un período crítico del desarrollo, y
sistemas de excitación y/o cardiorrespiratorio disfuncionales y/o
inmaduros (vulnerabilidad intrínseca), que conducen a una falta de
respuestas protectivas. La convergencia de estos factores en última
instancia resulta en una combinación de asfixia progresiva, bradicardia,
hipotensión, acidosis metabólica, y respiración ineficaz, lo que lleva a
la muerte.
Los mecanismos responsables para las respuestas disfuncionales de
protección excitatoria y/o cardiorrespiratoria permanecen poco claros,
pero podrían ser el resultado de condiciones del medio ambiente uterino
y/o trastornos del desarrollo genéticamente determinados o retraso en la
maduración. Los lactantes que fallecen por SMSL son más propensos a
nacer con bajo peso o restricción del crecimiento, lo que sugiere un
ambiente intrauterino adverso. Otras condiciones intrauterinas adversas
incluyen la exposición a la nicotina u otros componentes del humo del
cigarrillo y al alcohol.
Estudios recientes han explorado cómo la exposición prenatal al humo del
cigarrillo puede dar lugar a un mayor riesgo de SMSL. En modelos
animales, la exposición al humo del cigarrillo o a la nicotina durante
el desarrollo fetal altera la expresión del receptor nicotínico de
acetilcolina en las áreas del tronco cerebral importantes para la
función autonómica, altera la excitabilidad neuronal de las neuronas en
el núcleo del tracto solitario (una región del tronco cerebral
importante para la integración sensorial), y altera la actividad
autonómica y los receptores de neurotransmisores medulares en el feto.
En lactantes humanos, existen fuertes asociaciones entre el receptor
nicotínico de la acetilcolina y los receptores de serotonina en el
tronco cerebral durante el desarrollo. La exposición prenatal al humo
del tabaco atenúa la recuperación ante la hipoxia de los neonatos
prematuros, disminuye la variabilidad del ritmo cardíaco en lactantes de
término y pretérmino, y elimina la relación normal entre la frecuencia
cardiaca y la edad gestacional al momento del nacimiento. Por otra
parte, los lactantes de madres fumadoras presentan alteración de los
patrones de excitación ante la estimulación trigeminal, proporcional a
los niveles urinarios de cotinina. También es importante tener en cuenta
que la exposición prenatal al humo del tabaco altera la programación
normal de los reflejos cardiovasculares, de tal manera que hay un
aumento mayor de lo esperado en la presión arterial y la frecuencia
cardiaca en respuesta a la respiración de 4% de dióxido de carbono o
ante la inclinación de la cabeza a 60°. Estos cambios en la función
autonómica, excitación y reflejos cardiovasculares podrían aumentar la
vulnerabilidad del lactante al SMSL.
Las anomalías del tallo cerebral que involucran al sistema
serotoninérgico medular (5- hidroxitriptamina [5-HT]) en más del 70% de
los lactantes que mueren por SMSL son los hallazgos neuropatológicos más
robustos y específicos asociados con el SMSL y se han confirmado en
varios conjuntos de datos independientes y laboratorios. Esta área del
tronco encefálico juega un papel clave en la coordinación de muchas
funciones respiratorias, de excitación y autonómicas y, cuando es
disfuncional, podría prevenir las respuestas protectoras normales a los
factores estresantes que comúnmente ocurren durante el sueño. Desde el
informe del Grupo de Trabajo sobre Síndrome de Muerte Súbita del
Lactante del año 2005, se han descrito alteraciones más específicas,
incluyendo la disminución de la unión al receptor 5-HT1A, la disminución
relativa de la unión al transportador de la serotonina, y el aumento
del número de neuronas 5-HT inmaduras en las regiones del tronco
cerebral que son importantes para la función autonómica.
Estos hallazgos no se limitan a los núcleos que contienen neuronas 5-HT,
sino que también incluyen los sitios relevantes de proyección. El
informe de estudio más reciente describió en esas mismas regiones una
disminución de los niveles tisulares de 5-HT y de triptofano
hidroxilasa, la enzima sintetizadora de serotonina, sin evidencia de
degradación excesiva de serotonina según la evaluación de los niveles de
ácido 5-hidroxiindoleacético (el principal metabolito de la serotonina)
o de la relación de proporción entre el ácido 5-hidroxiindoleacético y
la serotonina. Un artículo reciente describió una asociación
significativa entre el descenso de la inmunorreactividad del receptor
5-HTA1 medular y los factores de riesgo específicos para el SMSL,
incluyendo el consumo de tabaco.
Estos datos confirman los resultados de estudios anteriores en humanos, y
son también consistentes con estudios en cerdos que revelaron que la
exposición postnatal a la nicotina disminuye la inmunorrectividad del
receptor 5-HT1A medular. Estudios en animales han revelado que las
neuronas serotoninérgicas localizadas en el rafe medular y
paragigantocelulares laterales adyacentes juegan un papel importante en
muchas funciones autonómicas, incluyendo el control de la respiración,
la presión arterial, la frecuencia cardiaca, la termorregulación, el
sueño y el despertar, y la permeabilidad de las vías respiratorias
superiores. Ratones genéticamente modificados con una disminución del
número de neuronas 5-HT, y ratas o cerdos con disminución de la
actividad secundaria a la estimulación de autorreceptores 5-HT1A,
redujeron sus respuestas ventilatorias al dióxido de carbono, con
producción de calor y con mecanismos de pérdida de calor disfuncionales,
y arquitectura del sueño alterada. Estos estudios relacionaron los
factores de riesgo del SMSL con la posible fisiopatología.
No hay evidencia de una fuerte contribución hereditaria para el SMSL.
Sin embargo, se ha observado que las alteraciones genéticas pueden
aumentar la vulnerabilidad al SMSL. La variación genética puede tomar la
forma de cambios de base comunes (polimorfismos) que alteran las
funciones de los genes o cambios de base raros (mutaciones) que a menudo
tienen efectos altamente nocivos. Varias categorías de funciones
fisiológicas relevantes para el SMSL han sido examinadas a partir de la
producción de la alteración genética. Los genes relacionados con el
transportador de serotonina, canalopatías cardiacas, y el desarrollo del
sistema nervioso autónomo son objeto de investigación actual.
El transportador de la serotonina recupera la serotonina desde el
espacio extracelular y en gran medida sirve para regular la actividad
neuronal total de la serotonina. Los resultados de un reciente estudio
apoyan aquellos de informes previos de que los polimorfismos en la
región promotora que mejoran la eficacia del alelo del transportador (L)
parecen ser más frecuentes en niños que mueren de SMSL en comparación
con los de eficacia reducida (S); sin embargo, por lo menos 1 estudio no
confirmó esta asociación. También se ha informado que un polimorfismo
(intrón 2) de la región promotora del transportador de la serotonina,
que también aumenta la eficacia del transporte de serotonina, se
incrementó en los lactantes de raza negra que murieron por SMSL pero no
en la población noruega.
Se ha estimado que el 5% a 10% de los niños que mueren por SMSL tienen
mutaciones nuevas en los genes de los canales cardiacos de sodio o de
potasio que dan lugar al síndrome de QT largo, así como en otros genes
que regulan la función de los canales.
Un reciente informe describió nueva evidencia molecular y funcional
importante que implica a las subunidades β SCN5A específicas (gen del
canal de sodio) en la patogénesis del SMSL. La identificación de los
polimorfismos en los genes pertinentes al origen embriológico del
sistema nervioso autónomo en los casos de SMSL también brinda apoyo a la
hipótesis de que la predisposición genética contribuye a la etiología
del síndrome. Existe también una serie de informes sobre los
polimorfismos o mutaciones en los genes que regulan la inflamación, la
producción de energía, y la hipoglucemia en los lactantes que murieron
de SMSL, pero estas asociaciones requieren más estudios para determinar
su importancia.
para reducir el riesgo de SMSL; Dormir de lado no es seguro y no está
aconsejado
riesgo de reinhalación de gases espirados, resultando en hipercapnia e
hipoxia. La posición prona también aumenta el riesgo de
sobrecalentamiento por disminución de la tasa de pérdida de calor y el
aumento de la temperatura corporal, en comparación con los niños que
duermen en posición supina.
La evidencia reciente sugiere que la posición prona para dormir altera
el control autonómico del sistema cardiovascular infantil durante el
sueño, sobre todo a los 2 a 3 meses de edad, y puede resultar en una
disminución de la oxigenación cerebral. La posición prona ubica a los
niños en un lugar de alto riesgo para SMSL (odds ratio [OR]: 2,3 –
13,1). Sin embargo, estudios recientes han demostrado que los riesgos de
SMSL asociados con la posición de costado y boca abajo son similares en
magnitud (OR: 2,0 y 2,6, respectivamente), y que el riesgo atribuible a
población reportado para la posición de lado durante el sueño es más
alto que para la posición prona. Por otra parte, el riesgo de muerte
súbita es excepcionalmente alto para los niños que se colocan de lado
sobre el estómago (OR: 8,7).
La posición de lado para dormir es inherentemente inestable, y la
probabilidad de que un niño role a la posición prona desde la posición
de costado es significativamente mayor que la posibilidad de rolar a
posición prona desde una posición supina. Los lactantes que no están
acostumbrados a la posición prona y son ubicados en posición prona para
dormir también están en mayor riesgo que aquellos que habitualmente son
colocados en decúbito prono (OR ajustado: 8,7 – 45,4). Por lo tanto, es
sumamente importante que cada cuidador utilice la posición supina para
cada período de sueño.
A pesar de estas recomendaciones, la prevalencia de la posición en
decúbito supino se mantuvo estancada durante la última década. Uno de
los motivos más frecuentes que los padres y cuidadores citan para no
colocar a los niños en posición supina es el miedo al atragantamiento o
aspiración en posición supina. Los padres a menudo malinterpretan la tos
o las náuseas, lo que evidencia un reflejo de protección normal, en
caso de asfixia o aspiración. Múltiple estudios en diferentes países no
han encontrado una mayor incidencia de aspiración desde el cambio a la
posición supina para dormir. A menudo hay particular preocupación por
la aspiración cuando el lactante ha sido diagnosticado con reflujo
gastroesofágico.
La AAP apoya las recomendaciones de la Sociedad de Gastroenterología y
Nutrición de América del Norte, que establecen que los niños con reflujo
gastroesofágico deben ser colocados para dormir en posición supina, con
la rara excepción de los niños para quienes el riesgo de muerte por
reflujo gastroesofágico es mayor que el riesgo de SMSL, específicamente,
los niños con trastornos de las vías respiratorias superiores en los
cuales los mecanismos de protección de las vías respiratorias están
dañados, incluyendo a los niños con anomalías anatómicas, como las
hendiduras laríngeas tipo 3 o 4, que no se han sometido a una cirugía
antirreflujo. La elevación de la cabecera de la cuna del niño mientras
que está en posición supina no es eficaz para reducir el reflujo
gastroesofágico; además, esta elevación puede resultar en el
deslizamiento del niño a los pies de la cuna hacia una posición que
pudiera comprometer la respiración y, por lo tanto, no está recomendada.
La otra razón citada a menudo por los padres para no usar la posición
supina para dormir es la percepción de que el niño se siente incómodo o
que no duerme bien. Un lactante que se despierta con frecuencia es
normal y no debe ser percibido como un durmiente pobre. Los estudios
fisiológicos han encontrado que los lactantes tienen menos
probabilidades de despertar cuando están durmiendo en posición supina.
La capacidad para despertar del sueño es una importante respuesta
fisiológica de protección para los factores de estrés durante el sueño, y
la capacidad del niño para dormir por periodos sostenidos puede que no
sea fisiológicamente ventajosa.
asociación entre la posición en decúbito prono para dormir y el SMSL
entre los lactantes de bajo peso al nacer es igual, o tal vez incluso
más fuerte, que la asociación entre los nacidos de término. Por lo
tanto, los recién nacidos prematuros deberían ser colocados en posición
supina para dormir tan pronto como su estado clínico se haya
estabilizado. El grupo de trabajo apoya las recomendaciones del Comité
del Feto y del Recién Nacido de la AAP, que establecen que los recién
nacidos prematuros hospitalizados deben ser colocados en posición supina
para dormir luego de las 32 semanas de edad postmenstrual para que
puedan acostumbrarse a dormir en esa posición antes del alta
hospitalaria.
Desafortunadamente, los niños prematuros y con muy bajo peso de
nacimiento siguen siendo más tendientes a ser colocados en posición
prona para dormir luego del alta hospitalaria. Los lactantes prematuros
son colocados inicialmente en posición prona para mejorar los mecanismos
respiratorios; a pesar de que los parámetros respiratorios no son
diferentes en las posiciones supina o prona en recién nacidos prematuros
que están cerca del alta, tanto los niños como sus cuidadores están
probablemente acostumbrados a usar la posición boca abajo, lo que hace
más difícil el cambio. Un estudio de enfermeras de la UCIN halló que
sólo el 50% de las enfermeras coloca a los recién nacidos prematuros en
posición supina durante la transición a una cuna abierta, y más del 20%
nunca ubica a los lactantes prematuros en posición supina o los pondrá
así sólo 1 a 2 días antes del alta. Por otra parte, los niños nacidos
muy prematuramente estudiados antes del alta hospitalaria han tenido un
sueño de mayor duración, menos despertares del sueño, y aumento de las
apneas centrales, mientras estaban en posición prona. El grupo de
trabajo cree que los neonatólogos, enfermeras neonatales y otros
profesionales del cuidado de la salud responsables de la organización
del alta hospitalaria de los niños de las UCINs deben estar atentos
sobre las recomendaciones para la reducción del riesgo del SMSL desde el
nacimiento. Ellos deben modelar las recomendaciones tan pronto como el
bebé esté médicamente estable y mucho antes del alta anticipada del
mismo. Además, las UCINs son animadas a desarrollar e implementar
políticas para garantizar el sueño en posición supina y otras prácticas
de sueño seguro a los padres antes del alta hospitalaria.
nacimiento en las nurseries siguen siendo una preocupación. La práctica
probablemente se debe a que el personal de enfermería creen que los
recién nacidos necesitan limpiar sus vías respiratorias del líquido
amniótico, y que puede ser menos probable que se aspiren mientras están
de costado. No hay evidencia de que este líquido se elimine más
fácilmente mientras se está en posición lateral. Por último, y quizás lo
más importante, si los padres observan a los profesionales del cuidado
de la salud colocar a los lactantes en posición lateral o en decúbito
prono, quizás infieran que la posición supina no es importante y, por lo
tanto, sería más probable que copiaran esta práctica y utilicen la
posición de lado o boca abajo en el hogar. La AAP recomienda que los
niños sean colocados sobre su espalda tan pronto como estén listos para
ser colocados en un moisés.
a prona y de la posición prona a supina, el niño puede ser autorizado a
permanecer en la posición para dormir que él o ella asuma
estrategia adecuada para los niños que han aprendido a darse vuelta,
que por lo general ocurre a los 4 a 6 meses de edad. Como lactantes
maduros, lo más probable es que se deslicen. En un estudio, el 6% y el
12% de los lactantes de 16 a 23 semanas de edad colocados de espalda o
de costado, respectivamente, fueron hallados en posición prona; entre
los lactantes de 24 semanas o mayores, el 14% de los puestos de espalda y
el 18% de los puestos de lado se encontraron en posición prona. El
reposicionamiento del lactante que duerme a la posición supina puede ser
perjudicial y puede desalentar el uso de la posición supina por
completo. Aunque están faltando datos para hacer recomendaciones
específicas sobre cuándo es seguro para los niños dormir en posición
prona, la AAP recomienda que estos niños sigan en posición supina hasta
el año de edad. Si el bebé puede rolar de la posición supina a prona y
de prona a supina, puede permitirse que el lactante permanezca en la
posición para dormir que él o ella asuma. Para evitar la asfixia o el
atrapamiento si el niño rola, la ropa de cama suave o suelta debería
seguir siendo retirada del medio ambiente del sueño. Algunos médicos
utilizan ese tipo de ropa de cama para evitar que el niño role, pero
esto podría causar asfixia y atrapamiento. Los padres pueden estar
tranquilos por la información de que la incidencia de SMSL comienza a
disminuir después de los 4 meses de edad.
supervisión puede promover el desarrollo motor y minimizar los riesgos
de plagiocefalia posicional
puede estar asociada con la posición supina para dormir (OR: 2,5). Es
más probable que se produzca si la posición de la cabeza del niño no se
varía cuando se coloca para dormir, si pasa poco o nada de tiempo
durante el día despierto boca abajo con supervisión, y si no se sostiene
en posición vertical cuando no está dormido. Los niños con retraso del
desarrollo y/o lesión neurológica tienen mayores tasas de PSS, aunque no
se ha demostrado una relación causal. En niños normales sanos, la
incidencia de PSS se reduce espontáneamente del 20% a los 8 meses al 3% a
los 24 meses de edad. Aunque faltan datos para realizar recomendaciones
específicas en cuanto a la frecuencia y tiempo de permanencia boca
abajo, se recomienda esta posición bajo supervisión mientras el niño
está despierto en forma diaria. La permanencia en posición boca abajo
debe comenzar tan pronto como sea posible para promover el desarrollo
motor, facilitar el desarrollo de los músculos de la parte superior del
cuerpo, y minimizar el riesgo de plagiocefalia posicional. El informe
clínico de la AAP sobre deformidades craneales posicionales proporciona
detalles adicionales sobre la prevención, diagnóstico y manejo de la
plagiocefalia posicional.
Los bebés deben dormir en una cuna, cuna portátil, corralito de juego, o moisés con seguridad aprobada
de la Asociación de Fabricantes de Productos Juveniles, y de la SAPM
Internacional (formalmente Sociedad Americana para Pruebas y
Materiales), incluyendo la separación de los barrotes, montaje adecuado y
colchones firmes, y sin caídas de lado. La AAP recomienda el uso de
cunas nuevas, debido a que las cunas más viejas pueden no satisfacer las
necesidades actuales de las normas de seguridad, podrían tener partes
faltantes, o podrían ser ensambladas incorrectamente. Si se va a
utilizar una cuna vieja, se debe prestar atención para asegurarse de que
no haya habido reclamos con el modelo de la cuna, que todo el equipo
esté intacto, y que las instrucciones de montaje estén disponibles.
Para algunas familias, el uso de la cuna puede no ser posible por
razones económicas o de espacio. Además, los padres podrían ser reacios a
colocar al niño en la cuna debido a la preocupación de que ésta sea
demasiado grande para el niño o de que la «muerte de cuna» (es decir, el
SMSL) sólo se produzca en las cunas. Las superficies alternativas de
sueño, tales como cunas portátiles/corralitos y moisés podrían ser más
aceptables para algunas familias, porque son más pequeñas y más
portátiles. Las organizaciones locales en los Estados Unidos pueden
ayudar a ofrecer cunas o corralitos de juego a bajo costo o gratis. Si
se va a utilizar una cuna portátil/corralito o moisés, se deberá cumplir
con los siguientes lineamientos de la CPSC: (1) fondo firme y de base
amplia; (2) superficies lisas, sin salientes del armazón, (3) patas con
seguros para evitar que se doblen mientras está en uso, y (4) colchón
firme y adecuado. Además, deben seguirse otras guías de la AAP para la
seguridad durante el sueño, incluyendo la posición supina y la evitación
de objetos blandos y ropa de cama suelta.
utiliza el tipo designado para ese modelo, de manera que no haya
diferencias entre el colchón y el costado del moisés, corralito, cuna
portátil, o corral. Sólo deben utilizarse los colchones diseñados para
el producto específico. No deben utilizarse almohadas o almohadones como
sustitutos de colchones o además del colchón. Cualquier tipo de tejido a
los lados o toldo debe estar tenso y firmemente unido a la estructura a
fin de no crear un riesgo de asfixia para el niño. Las cunas
portátiles, corrales de juego, y moisés con lados verticales hechos con
material permeable al aire pueden ser preferibles a los que tienen lados
impermeables al aire. Finalmente, los padres y cuidadores deben
atenerse a las instrucciones del fabricante relativas al máximo peso de
los niños que utilizan estos productos. Si el producto es un producto
combinado (por ejemplo, cuna/cama de niño), debe consultarse el manual
cuando se cambia el modo de uso.
No hay datos acerca de la seguridad de los durmientes que se conectan al
lado de una cama para adultos. Sin embargo, existen potenciales
problemas de seguridad si el durmiente no es encastrado correctamente a
un lado de la cama o si el lactante se mueve hacia la cama del adulto.
Por lo tanto, el grupo de trabajo no puede hacer una recomendación a
favor o en contra del uso de durmientes de este tipo. Además, los bebés
no deben ser colocados para dormir en camas de tamaño adulto, debido al
riesgo de atrapamiento y asfixia. Las barandas de las camas portátiles
(barandillas instaladas en el costado de la cama que pretenden impedir
que un niño se caiga fuera de la misma) no deben ser utilizadas para los
lactantes debido al riesgo de atrapamiento y estrangulación.
recomiendan para el sueño rutinario en el hogar o en el hospital,
especialmente para lactantes jóvenes
otro dispositivo de asiento. Los dispositivos de asiento incluyen pero
no están restringidos a los asientos de auto, cochecitos, hamacas,
cargadores de bebés, y otros elementos de traslado de niños. Los padres y
los cuidadores a menudo utilizan estos dispositivos, incluso cuando no
están viajando, ya que son convenientes. Un estudio halló que un
lactante pequeño pasa en promedio 5,7 horas/día en un asiento de
seguridad o en un dispositivo de asiento similar. Sin embargo, existen
múltiples preocupaciones sobre el uso de los dispositivos de asiento
como ubicación habitual para el sueño del niño.
gastroesofágico y la plagiocefalia posicional. Debido a que todavía
tienen un pobre control de la cabeza, y que a menudo experimentan
flexión de la cabeza mientras están en posición sentada, los niños
menores de 1 mes en los dispositivos de asiento podrían tener un riesgo
aumentado de obstrucción de las vías aéreas superiores y desaturación de
oxígeno. Además, existe preocupación creciente acerca de las lesiones
resultantes de caídas de los asientos de seguridad cuando son ubicados
en superficies elevadas. Un análisis de datos de la CPSC reveló 15
muertes por sofocación entre 1990 y 1997 como resultado del vuelco de
los asientos de auto después de ser colocados en una cama, un colchón, o
un sofá.
lactantes, sobre todo en aquellos menores de 4 meses, que son
transportados en cabestrillos portables infantiles. Cuando estos
elementos son utilizados para el transporte, es importante asegurar que
la cabeza del bebé esté en alto y por encima de la tela, que la cara sea
visible, y que la boca y la nariz estén libres de obstrucciones.
Después de amamantar, el bebé debe volver a situarse en el arnés para
que la cabeza esté erguida.
Se recomienda compartir la habitación sin compartir la cama
indistintamente, pero no son sinónimos. Colecho es cuando los padres y
los niños duermen muy cerca (en la misma superficie o en superficies
diferentes) con el fin de poder verse, oírse y/o tocarse mutuamente. Las
disposiciones del colecho pueden incluir compartir la cama o dormir en
la misma habitación en estrecha proximidad.
Compartir la cama se refiere a un tipo específico de colecho en el cual
el lactante duerme en la misma superficie con otra persona. Debido a que
el término colecho puede ser mal interpretado y no describe
precisamente los mecanismos del sueño, la AAP recomienda el uso de los
términos «compartir la habitación» y «compartir la cama.»
La AAP recomienda la disposición de compartir la habitación sin
compartir la cama, o bien tener al niño durmiendo en la habitación de
los padres, pero en una superficie separada (cuna u otra superficie
similar) cerca de la cama de los padres. Hay pruebas de que este sistema
disminuye el riesgo de muerte súbita hasta en un 50%, y es más seguro
que compartir la cama o dormir solo (cuando el niño está en una
habitación separada). Además, esta disposición es más probable que evite
la asfixia, la estrangulación, y el atrapamiento, que pueden ocurrir
cuando el niño está durmiendo en la cama de un adulto. Por otra parte,
compartir la habitación sin compartir la cama permite estar muy cerca
del niño, lo que facilita la alimentación, el confort, y el seguimiento
del recién nacido.
Que padres e hijos compartan la cama es común. En una encuesta nacional,
el 45% de los padres respondieron que habían compartido la cama con su
bebé (8 meses de edad o menos) en algún momento de las últimas 2
semanas. En algunos grupos raciales/étnicos, la tasa de la rutina de
compartir la cama podría ser mayor. A menudo hay motivos culturales y
personales por las que los padres eligen compartir la cama, incluyendo
la conveniencia para la alimentación (lactancia materna o fórmula) y la
unión con el niño. Además, muchos padres pueden creer que su propia
vigilancia es la única manera en la que pueden mantener a sus bebés
seguros, y que la proximidad de compartir la cama les permite mantener
esta vigilancia, incluso mientras duermen. Algunos padres utilizarán el
compartir la cama específicamente como una estrategia de seguridad si el
lactante duerme en posición prona, o si existe preocupación por los
peligros del medio ambiente tales como insectos y tiroteos callejeros.
El compartir la cama sigue siendo muy controvertido. Aunque estudios
electrofisiológicos y de comportamiento han ofrecido un caso fuerte para
su efecto en la facilitación de la lactancia materna, y aunque muchos
padres creen que pueden mantener la vigilancia del recién nacido
mientras están dormidos y compartiendo la cama, estudios epidemiológicos
han demostrado que el colecho puede ser peligroso bajo ciertas
condiciones.
Compartir la cama puede aumentar el riesgo de sobrecalentamiento,
reinhalación u obstrucción de las vías respiratorias, cobertura de la
cabeza, y exposición al humo del tabaco, que son todos factores de
riesgo para SMSL. Un reciente meta-análisis de 11 estudios que investigó
la asociación entre compartir la cama y SMSL reveló un OR resumido de
2,88 (intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1,99 – 4,18) para el
colecho. Por otra parte, compartir la cama en una cama de adultos que no
está diseñada para la seguridad del niño expone a éste a un mayor
riesgo de lesiones accidentales y muerte, tales como sofocación,
asfixia, atrapamiento, caídas, y estrangulación. Los lactantes, en
particular los menores de 3 meses de vida y los que nacen prematuramente
y/o con bajo peso, presentan mayor riesgo, posiblemente debido a que
las habilidades motoras y la fuerza muscular inmaduras hacen que sea
difícil escapar de potenciales amenazas. En los últimos años, ha
aumentado la preocupación acerca de compartir la cama entre los
funcionarios de salud pública, debido al aumento de los informes de SMIL
que ocurren en ambientes de sueño de alto riesgo, sobre todo al
compartir la cama y/o al dormir en un sofá o sillón.
cualquier situación de colecho en el hospital o en el hogar; no se
recomiendan los dispositivos de promoción para lograr compartir la cama
de manera “segura”
tenga un efecto protector contra el SMSL y la asfixia accidental para
cualquier subgrupo de población. Se reconoce que hay algunas culturas en
las que compartir la cama es la norma y en las que las tasas de SMSL
son bajas, pero hay otras culturas para las que compartir la cama es la
norma y cuyas tasas de SMSL son altas. En general, el colecho practicado
en las culturas con bajas tasas de SMSL es a menudo diferente al de los
Estados Unidos Estados y otros países occidentales (por ejemplo, con
esterillas firmes en el suelo, una alfombrilla separada para el niño,
y/o ausencia de ropa de cama blanda). Es estadísticamente mucho más
difícil demostrar la seguridad (es decir, no riesgo) en pequeños
subgrupos. Las madres que amamantan y que no fuman y no han consumido
alcohol o medicamentos que alteran la excitación o drogas son uno de
estos subgrupos. Por otra parte, no todos los riesgos asociados con el
hecho de compartir la cama (por ejemplo, fatiga de los padres) pueden
ser controlados. El grupo de trabajo, por lo tanto, cree que no hay
suficiente evidencia para recomendar cualquier situación de colecho en
el hospital o en el hogar como segura. Además, no hay evidencia de que
los dispositivos comercializados para compartir la cama de manera
«segura» reducen el riesgo de muerte súbita o son seguros. Estos
dispositivos, por lo tanto, no se recomiendan.
cama es particularmente peligroso, y se debe advertir a los padres que
eviten las siguientes situaciones en todo momento
aumentan en gran medida el riesgo de compartir la cama. Compartir la
cama es especialmente peligroso cuando uno o ambos padres son fumadores
(OR: 2,3-17,7), cuando el niño es menor de 3 meses (OR: 4,7-10,4)
independientemente del estado de fumador de los padres, cuando el bebé
es colocado sobre superficies excesivamente blandas tales como camas de
agua, sofás y sillones (OR: 5,1 – 66,9), cuando se utilizan accesorios
de ropa de cama blandos, como almohadas o sábanas (OR: 2,8- 4.1); cuando
hay múltiples durmientes en la cama (OR: 5,4), y cuando uno de los
padres ha consumido alcohol (OR: 1.66). También hay un mayor riesgo de
SMSL cuando el niño comparte la cama con alguien que no es uno de los
padres (OR: 5.4).
Una serie retrospectiva de casos de SMSL indicó que el peso corporal
materno promedio fue mayor en las madres que compartían la cama que en
las que no compartían la cama con sus hijos. El único estudio
caso-control para investigar la relación entre el peso corporal materno y
el colecho no halló un mayor riesgo de compartir la cama ante el
aumento del peso de la madre.
alimentación o confort, pero deben ser devueltos a su propia cuna o
moisés cuando el padre está listo para volver a dormir
esta situación durante la noche. Retornar al niño a su cuna después
llevarlo a la cama durante un corto período de tiempo no se asocia con
un aumento del riesgo. Por lo tanto, si el bebé es llevado a la cama
para su alimentación, confort, y vinculación, debe ser devuelto a la
cuna cuando los padres están listos para dormir. Debido al riesgo
extremadamente alto de SMSL, sofocación accidental y atrapamiento en
sofás y sillones, los lactantes no deben ser alimentados en un sofá o
sillón cuando exista un alto riesgo de que los padres puedan quedarse
dormidos.
cama es una práctica frecuente, tanto en el ámbito hospitalario como en
el hogar. Sin embargo, los beneficios de esta práctica en gemelos y en
niños de órdenes superiores múltiples no han sido establecidos. Estos
niños suelen nacer prematuramente y con bajo peso, por lo que presentan
un mayor riesgo de SMSL. Por otra parte, hay una mayor posibilidad de
sobrecalentamiento y de reinhalación mientras comparten la cama, y la
discordancia de tamaño podría aumentar el riesgo de asfixia accidental.
La mayoría de los gemelos que comparten la cama son acostados de lado en
lugar de en posición supina. Por último, que los gemelos y los niños de
órdenes superiores múltiples compartan la cuna en el ambiente
hospitalario podría alentar a los padres a continuar con esta práctica
en el hogar. Dado la evidencia de que los beneficios de compartir la
cama entre gemelos no es convincente y al aumento del riesgo de SMSL y
asfixia, la AAP considera que es prudente considerar áreas separadas de
sueño para estos niños para disminuir el riesgo de muerte súbita y
asfixia accidental.
Almohadas, colchas, edredones, pieles de oveja, y otras
superficies blandas son peligrosas cuando se colocan debajo del niño o
sueltas en el entorno del sueño
su comodidad y seguridad. Los padres y los cuidadores que perciben que
los niños no se sienten cómodos en superficies firmes a menudo
intentarán suavizar la superficie con mantas y almohadas. Los padres y
los cuidadores también utilizarán almohadas y mantas para crear barreras
para evitar que el niño se caiga de la superficie para dormir (por lo
general una cama de adulto o sofá) o para evitar lesiones si el niño se
golpea con el costado de la cuna. Sin embargo, esta ropa de cama blanda
puede aumentar el potencial de asfixia y reinhalación.
Las almohadas, colchas, edredones, pieles de oveja, y otras superficies
suaves son peligrosas cuando se colocan debajo del lactante o cuando se
dejan sueltas en el área de sueño del niño, y pueden aumentar el riesgo
de SMSL hasta cinco veces independientemente de la posición de sueño.
Varios informes también han descrito que en muchos casos de SMSL las
cabezas de los niños, incluyendo algunos que dormían en posición supina,
estaban cubiertas por ropa de cama suelta. Debe tenerse en cuenta que
el riesgo de SMSL aumenta 21 veces cuando el bebé está en posición prona
con ropa de cama suave. Además, la ropa de cama suave y suelta ha sido
asociada con muertes por asfixia accidental. La CPSC ha informado que en
su base de datos la mayoría de las muertes relacionadas con el sueño
infantil son atribuidas a sofocación por la presencia de almohadas,
colchas, y ropa de cama extra. La AAP recomienda que los lactantes
duerman en una superficie firme sin ningún tipo de ropa de cama blanda o
floja. Las almohadas, colchas y edredones nunca deben estar en el medio
ambiente de sueño del bebé. En concreto, estos elementos no se deben
colocar sueltos cerca del lactante, entre el colchón y la sábana o
debajo del niño. Se puede utilizar la ropa de cama para niños que está
diseñada para mantener al bebé caliente sin los posibles riesgos de
cubrir la cabeza o de atrapamiento en lugar de mantas; sin embargo, se
debe tener cuidado para seleccionar adecuadamente el tamaño de estas
prendas y evitar el sobrecalentamiento. Si se utiliza una manta, ésta
debe ser delgada y escondida bajo el colchón para evitar que la cabeza o
la cara queden cubiertas. Estas prácticas también deben ser modeladas
en el ámbito hospitalario.
utilizados por los padres para mantener al niño de costado o en decúbito
supino, debido a las reclamaciones de que estos productos reducen el
riesgo de SMSL, asfixia, o reflujo gastroesofágico. Sin embargo, estos
productos están hechos frecuentemente con materiales blandos y
compresibles, que pueden aumentar el riesgo de asfixia. La CPSC ha
recibido informes de muertes atribuibles a asfixia y atrapamiento
asociados con cuñas y dispositivos de posicionamiento. La mayoría de
estas muertes se produjeron cuando los niños fueron colocados boca abajo
o de lado con estos dispositivos; otros incidentes ocurrieron cuando
los niños se salieron de las restricciones o cuando se enrollaron en una
posición de decúbito prono mientras se utilizaba el dispositivo. Debido
a la falta de evidencia de que son eficaces contra el SMSL, la asfixia,
o el reflujo gastroesofágico y porque existe la posibilidad de asfixia y
atrapamiento, la AAP concuerda con la CPSC y la Administración de
Alimentos y Fármacos de EE.UU. en alertar sobre el uso de estos
productos. Si los dispositivos de posicionamiento son utilizados en el
hospital como parte de la terapia física, deben ser removidos del área
de sueño de los niños y antes del alta del hospital.
de la cuna o a los lados son frecuentemente utilizados con la idea de
proteger a los niños de una lesión. En un principio, los protectores
para cuna se desarrollaron para prevenir el atrapamiento de la cabeza
entre los barrotes de la misma. Sin embargo, las nuevas normas para
cunas que requieren un espacio inferior a 2 3/8 pulgadas entre los
barrotes han evitado la necesidad de los protectores de cuna. Además, se
han producido muertes infantiles debido a los protectores para cunas.
Un reciente informe de Thach y col., que utilizaron datos de la CPSC,
halló que las muertes atribuidas a los protectores de cunas fueron por 3
mecanismos: (1) sofocación contra los protectores blandos para cunas,
tipo almohadas, (2) atrapamiento entre el colchón o la cuna y los
protectores de cunas firmes, y (3) estrangulamiento por los lazos de
sujeción de los protectores. Sin embargo, la CPSC cree que hubieron
otros factores de confusión, tales como la presencia de almohadas y/o
mantas, que podrían haber contribuido a muchas de las muertes en este
informe. Thach y col. también analizaron las lesiones que se podrían
haber impedido mediante el uso de protectores para cunas y concluyeron
que el uso de este dispositivo sólo previene lesiones menores. Un
estudio más reciente sobre lesiones en la cuna que utilizaron datos del
Sistema Electrónico Nacional de Vigilancia de Lesiones de la CPSC
concluyó que los beneficios potenciales de la prevención de lesiones
menores con el uso de protectores para cunas fueron superados
ampliamente por el riesgo de lesiones graves, tales como asfixia o
estrangulación. Además, la mayoría de los protectores para cunas
obstruyen la visibilidad del niño y de los padres, aumentando la
ansiedad parental. Existen otros productos que se adhieren a los lados o
a los barrotes de la cuna que pretenden proteger a los bebés de una
lesión. Sin embargo, no hay los datos publicados que apoyen su uso.
Debido a la posibilidad de asfixia, atrapamiento y estrangulación y a la
falta de evidencia para apoyar el hecho de que las almohadillas
protectoras y productos similares que se adhieren a los barrotes o a los
lados de la cuna previenen lesiones en niños pequeños, la AAP no
recomienda su uso.
riesgo de SMSL para los niños cuyas madres obtienen cuidado prenatal en
forma regular. Las mujeres deben buscar cuidado prenatal temprano en el
embarazo y seguir obteniendo atención prenatal regular durante todo el
periodo de gestación.
riesgo en casi todos los estudios epidemiológicos de SMSL. El humo del
tabaco en el entorno del bebé después del nacimiento es un importante
factor de riesgo independiente en algunos estudios, aunque es
problemático separar esta variable del tabaquismo materno antes del
nacimiento. La exposición al tabaco de tercera mano se refiere a la
contaminación residual del humo del tabaco después de que el cigarrillo
ha sido extinguido; hasta la fecha no hay ninguna investigación sobre la
significancia de la exposición al humo del tabaco de tercera mano en lo
que respecta al riesgo de SMSL. La exposición al humo del tabaco afecta
negativamente la excitación del lactante; además, aumenta el riesgo de
parto prematuro y bajo peso al nacer, los cuales son factores de riesgo
para el SMSL. El efecto de la exposición al humo del tabaco sobre el
riesgo de SMSL es dosis dependiente. Aparte de la posición para dormir,
la exposición al humo del tabaco es el factor de riesgo contribuyente
más grande para el SMSL. Se estima que un tercio de las muertes por SMSL
podrían evitarse si todas las madres eliminaran el cigarrillo durante
el embarazo. La AAP apoya la eliminación de toda exposición al humo del
tabaco, tanto antes del nacimiento como en el medio ambiente del niño.
el SMSL y la exposición prenatal y postnatal al alcohol o a drogas
ilícitas, a pesar de que las sustancias de abuso a menudo involucran a
más de una sustancia y es difícil separar estas variables entre sí y del
hábito de fumar. Sin embargo, un estudio de los Indios Americanos de
las Llanuras del Norte encontró que el consumo de alcohol materno
periconcepcional (OR ajustado: 6,2 [IC 95%: 1,6-23,3]) y el consumo
materno excesivo de alcohol en el primer trimestre (OR ajustado: 8,2 [IC
95%: 1,9-35,3]) se asociaron con un mayor riesgo de SMSL
independientemente de la exposición prenatal al cigarrillo. Otro estudio
de Dinamarca, que se basó en datos prospectivos sobre el uso materno de
alcohol, también halló una relación significativa entre el consumo
materno excesivo de alcohol y la mortalidad infantil postneonatal,
incluyendo al SMSL.
Estudios de autopsia de niños indios americanos de las Llanuras del
Norte revelaron que la exposición prenatal al tabaco se asoció
significativamente con una disminución de la unión de la serotonina a
los receptores del tronco encefálico. En este estudio, la asociación del
consumo materno de alcohol en los 3 meses previos o durante el embarazo
fue de significación marginal en el análisis univariado, pero no fue
significativa cuando el tabaquismo prenatal y la situación de
caso-control estuvieron en el modelo. Sin embargo, este estudio tuvo
poder limitado para el análisis multivariado debido a su tamaño muestral
pequeño. Un estudio encontró una asociación del SMSL con el consumo
excesivo de alcohol en los 2 días previos a la muerte. Aunque algunos
estudios han hallado una asociación particularmente fuerte cuando el
consumo de alcohol se produce en combinación con el hecho de compartir
la cama, otros estudios no han encontrado que la interacción entre
compartir la cama y el alcohol sea significativa.
Estudios sobre la relación del consumo de drogas ilícitas y el SMSL se
han centrado en el uso de drogas específicas o ilícitas en general. Se
ha demostrado en estudios retrospectivos que la exposición intrauterina a
opiáceos (principalmente metadona y heroína) se asocia con un aumento
del riesgo de SMSL. Con la excepción de un estudio que no mostró mayor
riesgo, estudios basados en población han mostrado en general un aumento
del riesgo con la exposición intraútero a la cocaína. Sin embargo,
estos estudios no controlaron los factores de confusión. Un estudio de
cohorte prospectivo halló que la tasa de SMSL se incrementó de forma
significativa para los niños expuestos intraútero a metadona (OR: 3,6
[IC 95%: 2,5-5,1]), heroína (OR: 2,3 [IC 95%: 1,3-4,0]), metadona y
heroína (OR: 3,2 [IC 95%: 01.02 a 08.06]) y cocaína (OR: 1,6 [IC 95%:
1.2-2.2]), incluso después de controlar para la raza/etnia, edad
materna, paridad, peso al nacer, año de nacimiento, y tabaquismo
materno. Además, un meta-análisis de los estudios que investigaron la
asociación entre la exposición intraútero a la cocaína y el SMSL halló
un aumento del riesgo de muerte súbita asociado con la exposición
prenatal a la cocaína y a drogas ilícitas en general.
demostración de un efecto protector de la lactancia materna en el SMSL;
algunos estudios hallaron un efecto protector, y otros no. Como muchos
de los estudios de casos y controles demostraron un efecto protector de
la lactancia materna contra el SMSL en el análisis univariado, pero no
cuando se tuvieron en cuenta los factores de confusión, estos resultados
sugieren que los factores asociados con la lactancia materna, más que
la lactancia materna en sí, tienen un efecto protector. Sin embargo,
nuevos informes publicados apoyan el papel protector de la lactancia
materna en el SMSL si se tienen en cuenta los potenciales factores de
confusión. Los estudios no distinguen entre la lactancia y la expresión
de la leche materna. En el “Informe de Evidencia sobre Lactancia Materna
en los Países Desarrollados” de la Agencia para la Investigación y
Calidad en Salud, se examinaron múltiples resultados, incluyendo al
SMSL. Se incluyeron seis estudios en el metaanálisis de SMSL y lactancia
materna, y tanto en el análisis no ajustado como ajustado, siempre la
lactancia materna se asoció con un menor riesgo de SMSL (OR resumido:
0,41 [IC 95%: 0,28 – 0,58]; OR resumido ajustado: 0,64 [IC 95%: 0,51 –
0,81]).
caso-control más grande y más reciente sobre SMSL, encontró que la
lactancia materna exclusiva al mes de edad redujo a la mitad el riesgo
de SMSL (OR ajustado: 0,48 [IC 95%: 0,28 – 0,82]). En todas las edades,
los niños control fueron amamantados en mayor proporción que las
víctimas de SMSL, y el efecto protector de la lactancia materna parcial o
exclusiva se mantuvo estadísticamente significativo después de ajustar
para los factores de confusión. Un meta-análisis reciente que incluyó 18
estudios caso-control reveló un OR resumido no ajustado para cualquier
lactancia materna de 0,40 (IC 95%: 0,35 – 0,44). Siete de estos estudios
brindaron ORs ajustados, y en base a estos estudios, el OR ajustado
combinado permaneció estadísticamente significativo en 0,55 (IC 95%:
0,44 – 0,69). El efecto protector de la lactancia materna aumentó con la
exclusividad, con un OR univariable resumido de 0,27 (IC 95%: 0.24 –
0.31) para la lactancia materna exclusiva de cualquier duración.
Actualmente en los Estados Unidos, el 73% de las madres inician la
lactancia materna, y 42% y 21% aún continúan amamantando a los 6 y 12
meses, respectivamente. Las madres de raza negra no hispana son menos
tendientes a iniciar o continuar la lactancia materna a los 6 y 12 meses
(54%, 27% y 12% respectivamente), mientras que las madres asiáticas/de
las Islas del Pacífico inician y continúan la lactancia materna más que
otros grupos (81%, 52% y 30%, respectivamente). Las tasas de inicio y
continuación de la lactancia materna a los 6 y 12 meses para las madres
de raza blanca no hispanas son de 74%, 43%, y el 21%, las tasas para las
madres hispanas son del 80%, 45% y 24%, y las tasas para las madres
Indias Americanas/nativas de Alaska son del 70%, 37% y 19%,
respectivamente.
Estudios sobre el sueño fisiológico han encontrado que los niños
amamantados son más fáciles de despertar que aquellos alimentados con
fórmula. Además, la lactancia materna resulta en una disminución de la
incidencia de diarrea, infecciones respiratorias superiores y bajas, y
otras enfermedades infecciosas que se asocian con un aumento de la
vulnerabilidad al SMSL y ofrece beneficios al sistema inmunitario en
general a partir de los anticuerpos maternos y micronutrientes en la
leche humana. Se ha hallado que la lactancia materna exclusiva durante 6
meses parece ser más protectora contra las enfermedades infecciosas en
comparación con la lactancia materna exclusiva a los 4 meses de edad y
la lactancia materna parcial después de eso.
para su alimentación, el lactante debería ser devuelto a una superficie
de sueño independiente cuando la madre está lista para dormir
compartan la cama (es decir, que duerman en la misma cama) como una
forma de facilitar la lactancia materna.
La lactancia materna es un motivo común dado por las madres para
compartir la cama con sus hijos. Los estudios han encontrado una
asociación entre el colecho y la mayor duración de la lactancia materna,
pero sus datos no pueden determinar una relación temporal (es decir, no
se sabe si el colecho promueve la lactancia materna o si la lactancia
materna promueve el hecho de compartir la cama, o si las mujeres que
prefieren una práctica también es probable que prefieran la otra). A
pesar de que compartir la cama puede facilitar la lactancia materna, no
es esencial para una lactancia exitosa. Por otra parte, un estudio
caso-control encontró que el riesgo de SMSL mientras se comparte la cama
fue similar independientemente del estado de lactancia materna, lo que
indica que los beneficios de la lactancia materna no superan el mayor
riesgo asociado con el colecho.
Considerar la posibilidad de ofrecer el chupete en el momento de la siesta y por la noche
la incidencia de SMSL, particularmente cuando es utilizado en el momento
del último sueño. Dos meta-análisis revelaron que la utilización del
chupete disminuye el riesgo de SMSL en un 50% a 60% (OR resumido
ajustado: 0,39 [IC 95%: 0,31 – 0,50], OR resumido no ajustado: 0,48 [IC
95%: 0.43- 0,54]). Dos estudios posteriores no incluidos en estos
meta-análisis reportaron asociaciones de protección equivalentes o
incluso mayores. El mecanismo de este aparente efecto protector fuerte
todavía no está claro, pero se ha propuesto como tal el descenso de los
umbrales de excitación, la modificación favorable del control autonómico
durante el sueño y el mantenimiento de la permeabilidad de las vías
respiratorias durante el sueño.
cae dormido; aún así, el efecto protector persiste a lo largo de todo el
periodo de sueño. Dos estudios han demostrado que el uso del chupete
ofrece mayor protección cuando se utiliza en todos los períodos de
sueño. Sin embargo, estos estudios también mostraron un mayor riesgo de
SMSL cuando el chupete se utiliza usualmente pero no en el último
momento en el que el niño es ubicado para dormir; la significación de
estos resultados todavía no está clara.
Aunque algunos expertos en SMSL y responsables políticos respaldan
recomendaciones para el uso del chupete que son similares a las de la
AAP, las preocupaciones sobre los posibles efectos nocivos del chupete
han impedido que otros hagan una recomendación para su uso como una
estrategia de reducción del riesgo. Aunque varios estudios
observacionales han hallado una correlación entre el uso del chupete y
la reducción de la duración de la lactancia materna, los resultados de
estudios clínicos aleatorios bien diseñados indicaron que el chupete no
parecería acortar la duración de la lactancia materna de recién nacidos
de término y prematuros. Los autores de un estudio reportaron un pequeño
efecto nocivo de la introducción temprana del chupete (2-5 días después
del nacimiento) en la lactancia materna exclusiva al mes de edad y en
la duración de la lactancia en general (definida como cualquier
lactancia materna), pero el uso temprano del chupete no perjudicó la
duración de la lactancia materna exclusiva.
materna cuando el chupete se introdujo al mes de edad. Una revisión
sistemática más reciente encontró que el mayor nivel de evidencia (es
decir, desde estudios clínicos) no apoya la relación adversa entre el
uso del chupete y la duración o exclusividad de la lactancia materna. La
relación entre la menor duración de la lactancia y el uso del chupete
en los estudios observacionales probablemente refleja una serie de
factores complejos tales como dificultades en la lactancia materna o la
intención de suspenderla. Un gran estudio multicéntrico, controlado y
aleatorio contó con 1.021 madres que estaban muy motivadas con la
lactancia materna y que fueron asignadas a dos grupos: las madres
aconsejadas para ofrecer el chupete después de 15 días y las madres
aconsejadas de no ofrecer el chupete. A los 3 meses, no hubo diferencias
en las tasas de lactancia materna entre los dos grupos; el 85,8% de los
niños en el grupo con chupete tenían lactancia materna exclusiva en
comparación con el 86,2% en el grupo sin ofrecimiento del chupete. La
política de la AAP sobre lactancia materna y uso de leche humana incluye
la recomendación de que el chupete puede utilizarse durante la
lactancia, pero su aplicación debe retrasarse hasta que la lactancia
materna esté bien establecida.
Se han observado más frecuentemente algunas maloclusiones dentales en
los usuarios de chupetes que en los no usuarios, pero las diferencias
generalmente desaparecen después del cese del uso del chupete. En su
declaración política sobre hábitos de higiene bucal, la Academia
Americana de Odontología Pediátrica establece que las conductas de
succión no nutritiva (es decir, dedos o chupetes) se consideran normales
en lactantes y niños pequeños y que, en general, los hábitos de succión
en los niños a la edad de 3 años es poco probable que causen problemas a
largo plazo. Hay un riesgo aproximado 1.2 a 2 veces mayor de otitis
media asociada con el uso del chupete, sobre todo entre los 2 y 3 años
de edad. La incidencia de otitis media generalmente es menor en el
primer año de vida, especialmente en los primeros 6 meses, cuando el
riesgo de SMSL es mayor. No obstante, el uso del chupete, una vez
establecido, puede persistir más de 6 meses lo que aumenta el riesgo de
otitis media. Las infecciones gastrointestinales y la colonización oral
con especies de Candida también resultaron ser más comunes entre los
usuarios de chupete que entre los no usuarios.
La literatura infantil acerca de la succión del dedo y su relación con
el SMSL es muy limitada. Sólo un estudio caso-control de los Países
Bajos ha informado resultados. Este estudio no encontró una asociación
entre el hábito de chuparse el dedo y el riesgo de SMSL (OR: 1,38 [IC
95%: 0,35 – 0,51]), pero el rango del IC sugiere que no hubo poder
suficiente para detectar una asociación significativa.
cantidad de ropa o frazadas en el lactante y la temperatura de la
habitación. Los niños que duermen en posición prona tienen un mayor
riesgo de sobrecalentamiento que los que duermen en posición supina. No
está claro si la relación con el sobrecalentamiento es un factor
independiente o simplemente un reflejo del mayor riesgo de muerte súbita
y de asfixia con mantas y otros objetos potencialmente asfixiantes en
el ambiente del sueño. La cobertura de la cabeza durante el sueño es de
particular preocupación. En una revisión sistemática reciente, la
prevalencia media global de cobertura de la cabeza entre las víctimas
del SMSL fue del 24,6% en comparación con el 3,2% entre los niños
controles. No se sabe si el riesgo asociado con la cobertura de la
cabeza es atribuible a la hipoxia, al sobrecalentamiento, o a
reinhalación.
Ha habido algunos indicios de que la ventilación de la habitación puede
ser importante. Un estudio halló que la calefacción del dormitorio, en
comparación con la ausencia de calefacción en el mismo, aumenta el
riesgo de SMSL (OR: 4,5), y otro estudio también ha demostrado una
disminución del riesgo de SMSL en un dormitorio bien ventilado (ventanas
y puertas abiertas) (OR: 0,4). En un estudio, el uso del ventilador
pareció reducir el riesgo de SMSL (OR ajustado: 0,28% [IC 95%: 0,10 –
0,77]). Sin embargo, debido a la posibilidad de un sesgo de recuerdo, al
tamaño pequeño de la muestra de los controles que utilizan ventiladores
(n=36), a la falta de detalles sobre la ubicación y tipo de
ventiladores utilizados, y a la débil relación con un mecanismo, los
resultados de este estudio deben ser interpretados con precaución. En
base a los datos disponibles, el grupo de trabajo no puede hacer una
recomendación sobre el uso del ventilador como una estrategia de
reducción del riesgo de SMSL.
calmarlo y fomentar el uso de la posición supina, no hay suficiente
evidencia para recomendar esta técnica para la reducción del riesgo de
SMSL
tradicionalmente la técnica de envolver al bebé en una manta liviana
como una estrategia para calmarlo y, en algunos casos, animarlo a dormir
en posición supina. La envoltura del niño, cuando se hace
correctamente, puede ser una técnica eficaz para ayudar a calmarlo y
promover el sueño. Algunos han argumentado que esta técnica puede
alterar ciertos factores de riesgo para el SMSL, reduciendo su riesgo.
Por ejemplo, se ha sugerido que la restricción física asociada con esta
técnica puede evitar que los niños en posición supina se muevan a una
posición prona. Los resultados de un estudio sugirieron una disminución
en la tasa de SMSL al envolver al niño en decúbito supino, pero fue
notable el aumento del riesgo de SMSL cuando el niño fue envuelto en
pañales y colocado en posición prona. Aunque un estudio reciente halló
un aumento de 31 veces en el riesgo de SMSL al envolver a los niños, el
análisis no se estratificó de acuerdo a la posición de sueño. A pesar de
que es más probable que los padres inicialmente coloquen al niño
envuelto en posición supina, este efecto protector puede ser
contrarrestado por el aumento de 12 veces en el riesgo de muerte súbita
si el bebé está colocado o rola a la posición prona cuando está
envuelto. Por otra parte, no hay evidencia de que esta técnica reduzca
el colecho o el uso de superficies de sueño inseguras, promueva la
lactancia materna, o reduzca el tabaquismo materno.
Hay alguna evidencia de que la envoltura de los niños podría causar
consecuencias fisiológicas. Por ejemplo, puede causar un aumento de la
frecuencia respiratoria, y las envolturas ajustadas pueden reducir la
capacidad funcional residual pulmonar del niño. Las envolturas ajustadas
pueden también exacerbar la displasia de cadera si las caderas se
mantienen en extensión y aducción. Esto es particularmente importante,
debido a que algunos han defendido que los efectos calmantes de esta
técnica están relacionados con la «estrechez» de la envoltura. Por el
contrario, las envolturas «sueltas» o incorrectamente aplicadas pueden
resultar en cobertura de la cabeza y, en algunos casos, estrangulamiento
si las mantas quedan sueltas en la cama. Esta técnica puede además,
posiblemente, incrementar el riesgo de sobrecalentamiento en algunas
situaciones, sobre todo cuando la cabeza está cubierta o el niño tiene
una infección. Sin embargo, un estudio reciente no encontró ningún
aumento de temperatura de la piel abdominal cuando los niños fueron
envueltos en una manta de algodón ligera desde los hombros hacia abajo.
La alteración de la excitación ha sido frecuentemente postulada como un
mecanismo que contribuye al SMSL, y varios estudios han investigado la
relación entre esta técnica, la excitación y los patrones de sueño en
los lactantes. Los estudios fisiológicos han demostrado que, en general,
el hecho de envolver a los niños disminuye el nivel de alarma, aumenta
la duración del sueño y disminuye los despertares espontáneos. También
disminuye la excitabilidad (es decir, aumenta los umbrales de excitación
cortical) al estímulo del flujo de aire nasal pulsátil, sobre todo en
los niños que son fácilmente excitables cuando no están envueltos, pero
no tanto en los niños que tienen umbrales altos de excitación cuando no
están envueltos. Un estudio halló una disminución de la excitabilidad
en los niños de 3 meses de edad que no fueron inicialmente envueltos y
luego si, pero no encontró ningún efecto sobre la excitabilidad en los
lactantes envueltos de forma rutinaria. Por el contrario, otro grupo de
investigadores demostró una disminución de los umbrales de excitación y
un aumento de las respuestas autonómicas (subcorticales) al estímulo
auditivo cuando están envueltos. Por lo tanto, a pesar de que esta
técnica claramente favorece el sueño y disminuye el número de
despertares, los efectos sobre la excitabilidad a un estímulo externo
permanecen poco claros. Existe evidencia acumulativa, sin embargo, de
que sólo hay un efecto mínimo de esta técnica sobre la excitación.
Además, no ha habido estudios que investiguen los efectos de esta
técnica en la excitación a estímulos más relevantes tales como hipoxia o
hipercapnia.
En resumen, se reconoce que la envoltura de los niños es una de las
muchas prácticas de cuidado que pueden ser utilizadas para calmar a los
bebés y favorecer el sueño. Sin embargo, no hay pruebas suficientes para
recomendar la envoltura rutinaria de los niños como una estrategia para
reducir la incidencia de SMSL. Por otra parte, como muchos han
propuesto, esta técnica debe aplicarse correctamente para evitar
posibles peligros, tales como displasia de cadera, cobertura de la
cabeza y estrangulamiento. Es importante señalar que esta técnica no
reduce la necesidad del seguimiento recomendado para una práctica de
sueño seguro.
recomendaciones de la AAP y los Centros para el Control y Prevención de
Enfermedades
recibiendo numerosas vacunas. Los reportes de casos de un grupo de
muertes poco después de la inmunización con difteria-tétanos-pertussis a
finales de 1970 creó la preocupación de una posible relación causal
entre las vacunas y el SMSL. Se realizaron estudios caso-control para
evaluar esta asociación temporal. Cuatro de los seis estudios no
encontraron relación entre la vacunación con difteria- tétanos-pertussis
y el SMSL posterior, y los resultados de los otros 2 estudios
sugirieron una relación temporal pero sólo en el análisis específico de
subgrupo. En el 2003, el Instituto de Medicina de la Academia Nacional
de Ciencias revisó los datos disponibles y concluyó que «la evidencia
favorece el rechazo de una relación causal entre la exposición a
múltiples vacunas y el SMSL». Consistentemente, estudios poblacionales
caso-control adicionales posteriores han encontrado que las vacunas
tienen un efecto protector contra el SMSL; sin embargo, los factores de
confusión (sociales, maternos, del nacimiento y la historia médica del
lactante) podrían explicar este efecto protector. También se ha
teorizado que la disminución de la tasa de SMSL inmediatamente después
de la vacunación podría deberse a que los lactantes se están volviendo
más saludables en el momento de la inmunización, o al «efecto saludable
de las vacunas». Enfermedades recientes pueden exponer a los niños a un
mayor riesgo de SMSL y los hacen más propensos a tener que diferir la
vacunación.
Estudios recientes han intentado controlar la confusión por factores
sociales, maternos, del nacimiento, y de la historia clínica del
lactante. En un meta-análisis, Vennemann y col. hallaron un OR resumido
multivariado para las vacunas y el SMSL de 0,54 (IC 95%: 0,39 – 0,76),
lo que indica que el riesgo de SMSL se reduce a la mitad por la
inmunización. La evidencia sigue sin mostrar una relación causal entre
las vacunas y el SMSL, y sugiere que la vacunación puede tener un efecto
protector contra la muerte súbita del lactante.
vida sean precursores del SMSL, y los monitores de lactantes hogareños
no deben ser utilizados como una estrategia para prevenir el SMSL
de vida eran predecesores del SMSL, y se utilizaron los monitores de
apneas para el hogar como una estrategia para la prevención del SMSL.
Sin embargo, no hay evidencia de que los monitores hogareños sean
efectivos para este propósito.
El grupo de trabajo concuerda con el Comité sobre el Feto y el Recién
Nacido de la AAP, que ha recomendado que el monitoreo del lactante en el
hogar no debe utilizarse como una estrategia para prevenir el SMSL, a
pesar de que puede ser útil para algunos niños que han tenido un evento
de aparente compromiso de vida.
No hay evidencia que vincule a diversas sustancias tóxicas con el SMSL
En la actualidad, ningún estudio ha justificado la relación causal entre
los metales, como plata, cadmio, cobalto, plomo o mercurio, y el SMSL.
Aunque un estudio ecológico encontró una correlación entre los niveles
máximos de nitratos registrados en el agua potable con las tasas locales
de SMSL en Suecia, ningún estudio de casos y controles ha demostrado
una relación entre los nitratos en el agua potable y el SMSL. Por otra
parte, un grupo de expertos del Reino Unido analizó los datos
pertenecientes a una hipótesis de que el SMSL está relacionado con los
gases tóxicos, como el antimonio, fósforo o arsénico, que son liberados a
partir de los colchones, y encontró que la hipótesis del gas tóxico era
infundada. Por último, dos estudios de casos y controles encontraron
que la envoltura de los colchones con plástico para reducir las
emisiones de gases tóxicos no protege contra el SMSL.
La evaluación de la audición en recién nacidos no debe ser utilizada como prueba de screening para el SMSL
de las pruebas de audición con otoemisiones acústicas evocadas
transitorias en recién nacidos como una herramienta para identificar a
los lactantes con riesgo subsecuente de SMSL. Los lactantes que
posteriormente murieron a causa del SMSL no fallaron en sus pruebas de
audición, pero, en comparación con los controles, mostraron una
disminución del puntaje de la relación señal-ruido sólo en el oído
derecho (en las frecuencias de 2000, 3000, y 4000 Hz). Se han planteado
preocupaciones metodológicas acerca de la validez de los métodos de
estudio utilizados en este ensayo, y estos resultados no han sido
comprobados por otros. Un informe más grande pero no controlado sobre
datos de evaluación de la audición en Michigan no reveló ninguna
relación entre los resultados del control auditivo y los casos de SMSL.
Hasta que estén disponibles datos adicionales, la evaluación de la
audición no debe ser considerada como una herramienta de evaluación
válida para determinar qué niños podrían estar en riesgo posterior de
muerte súbita. Por otra parte, no debe inferirse un mayor riesgo de SMSL
ante un resultado anormal en el screening de audición.
especialmente con respecto a evitar la posición prona. Por otra parte,
existe evidencia de que las intervenciones educativas basadas en
atención primaria, en particular las que se ocupan de las preocupaciones
de los cuidadores y de los conceptos erróneos sobre las recomendaciones
de sueño seguro, pueden ser eficaces en la modificación de la práctica.
Por ejemplo, es útil el abordaje sobre la comodidad del bebé, y el
riesgo de asfixia y aspiración mientras el niño está durmiendo en
posición prona. Intervenciones similares para mejorar las conductas del
personal médico, de enfermería y de los proveedores de cuidado infantil
han demostrado que estos profesionales tienen preocupaciones similares
acerca de la posición supina para dormir. Los proveedores de atención
primaria deben ser alentados para desarrollar iniciativas de mejora de
calidad para incrementar el cumplimiento de las recomendaciones de sueño
seguro entre sus pacientes.
deben seguir las normas de sueño seguro en sus mensajes de información y
publicidades
más de un tercio de las imágenes de lactantes durmiendo y dos tercios de
las imágenes de los entornos de sueño de los niños retrataron
posiciones y ambientes de sueño inseguros. Las exposiciones de los
medios de comunicación (incluyendo películas, televisión, revistas,
periódicos, y sitios Web), las publicidades de los fabricantes, y las
vidrieras de las tiendas afectan el comportamiento individual por la
influencia de creencias y actitudes. La exposición frecuente a mensajes
relacionados con la salud en los medios de comunicación pueden influir
en las decisiones de salud individuales, y los mensajes de los medios de
comunicación han tenido bastante influencia en las decisiones relativas
a la posición de sueño. Los mensajes y publicidades de los medios de
comunicación contrarios a las recomendaciones para un sueño seguro
pueden crear desinformación sobre las prácticas adecuadas. La
información sobre sueño seguro debe ser reevaluada, revisada y reeditada
por lo menos cada 5 años para hacer frente a la próxima generación de
padres y a los nuevos productos del mercado.
desafortunados durante el sueño en niños pequeños, entre ellos el
Síndrome de muerte súbita del lactante, genera gran preocupación entre
los padres y los profesionales de la salud. Pare evitar estas
situaciones, resulta fundamental crear un ambiente de sueño seguro para
el lactante y asesorar a los padres acerca de las prácticas adecuadas
que se deben implementar. Estas guías presentadas anteriormente resultan
una herramienta extremadamente útil para su utilización tanto en el
ámbito de la atención primaria como en la internación, y sus
recomendaciones deben ser transmitidas durante la evaluación del recién
nacido y en sus controles de salud posteriores.
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